Value betting - es decir, apostar cuando se tienen las de ganar - es lo que diferencia a un gran jugador de un buen jugador. Obviamente, cualquier persona sabe apostar cuando tiene las mejores cartas. Sin embargo, obtener el valor máximo de las manos marginales es más difícil.
Value betting está estrechamente relacionado con la situación y depende del juego. En el hold'em con límite deberías ser agresivo al apostar. Dado que las apuestas son tan pequeñas en relación con el bote, a menudo los demás jugadores igualarán tus apuestas con manos muy débiles.
En el caso de hold'em sin límite, la situación es más delicada. Primero, debes lograr una lectura acertada de lo que el otro jugador posee. Saber las cartas que posee tu oponente no solamente es útil para determinar si le ganarás, sino que también es útil para determinar cuánto debes apostar.
Asimismo, considera qué tipo de jugador es tu oponente. Un jugador casual tiende a igualar apuestas que sean aproximadamente tan fuertes como su mano. Entonces, si piensas que un jugador tiene una mano débil, asegúrate de que la apuesta no sea demasiado grande porque lo que tú quieres es que tu oponente iguale.
Por lo contrario, si tu oponente es un jugador fuerte, entonces debes tener en cuenta lo que él piensa que tú tienes. Un jugador casual sólo evalúa sus propias cartas, ¡pero un jugador fuerte también está pensando en tus cartas!
Un jugador fuerte probablemente te ha asignado una mano. Por lo tanto, no solamente deseas apostar basándote en la mano de tu oponente, sino que también deseas apostar basándote en lo que tu oponente piensa que tú posees. Por ejemplo, si crees que tu oponente sólo puede ganarle a un farol, entonces debes realizar una apuesta que se parezca a uno. Esta apuesta puede ser grande o pequeña dependiendo de la situación de la partida.
Value betting es tan complejo, y depende de tal manera de la situación, que no puede verdaderamente enseñarse. Es algo que los grandes jugadores aprenden por si mismos y es lo que les da el margen considerable contra los "buenos" jugadores.
Error N°2: No prestar atención
Esto pareciera ser un error de principiante, pero en realidad es bastante común en los jugadores buenos. Los jugadores de póker con experiencia han jugado miles de años, miles de manos y saben qué hacer en casi todas las situaciones. Es por esto que muchas veces no prestan mucha atención a las partidas.
A menudo, igualmente ganan debido a su experiencia. Sin embargo, la falta de atención es una movida de valor esperado negativo. Tu habilidad para tomar decisiones según la situación desaparece, y es mucho más difícil aprender y mejorar tu juego si estás participando en tres partidas a la vez, controlando tu e-mail y chateando a través de un programa de mensajes instantáneos todo al mismo tiempo. La falta de atención no siempre convertirá a un ganador en un perdedor, pero significa que un jugador que suele ganar, no obtendrá tanto como podría.
Error N°3: Mala selección de la partida
Aún cuando la selección de la partida es tan importante, muchos jugadores no le prestan atención. Esto es porque sus egos los dominan. Piensan que pueden ganar cualquier juego. Se sientan en la partida más importante que encuentran porque piensan que allí es donde pueden obtener más dinero.
Dicho de manera sencilla, estas personas necesitan controlar su ego. Elige un juego que tenga el valor esperado más alto para ti. Lleva un registro de tus estadísticas utilizando un programa como Check Your Bets. Juega en las partidas donde más te destaques, no sólo en los juegos más altos para tu capital. Busca las partidas más débiles y abalánzate sobre ellas.